y los ancianos fieles: los falsos maestros ni comen ni dejan comer; ni son santos ellos mismos, ni cultivan la santidad en sus seguidores; son inútiles para cualquier obra buena (v. 16). Tito y los ancianos, en cambio, por medio de su ejemplo y su predicación fiel (1:9; 2:7), deben inculcar en los miembros de la congregación aquellas buenas obras que son apropiadas para su situación social y que hacen honor al evangelio que profesan (2:10). El contenido de esta nueva
Page 11